JESÚS RESUCITA AL HIJO DE UNA VIUDA


Lucas 7:11-17

 Algunos detalles de este relato nos recuerdan la historia de Elías y la viuda de Sarepta, 1R.17:8-24, especialmente en la frase “y Jesús se lo entregó a la madre”, Lc.7:15 con 1R.17:23. Es como si Lucas quisiera recrear ese mismo episodio de Sarepta, y al mismo tiempo, ejemplificar a Jesús como el gran profeta esperado por el pueblo, v.16.

LOS ACTUANTES

Naín, una aldea cercana a Nazaret, y por lo tanto humilde, es el escenario de un milagro extraordinario y de mucha compasión: la vuelta a la vida de un muchacho, que, por ser hijo único de una viuda, era el único sostén y esperanza de su madre viuda.

En la escena están varios: los discípulos, la multitud, la viuda, cada uno de estos tiene un papel silencioso en toda la escena, salvo por las aclamaciones de la multitud después del milagro, V.16. Es de suponer que la dolorida madre era enmudecida por el dolor, y su única expresión era el llanto, V.13. Todos estos personajes ocupan un papel secundario, para destacar el protagonismo de Jesús, quien mira la multitud, a la madre sufriente, y hacer de él el personaje principal de la historia, por su compasión hacia el sufriente, por el gran milagro efectuado

LO SENTIDO

Se destacan tres sentimientos importantes:

1.      El más grande de los sentimientos: compasión, expresada por Jesús de varias formas, “no llores”.  Solo decimos “no llores” a una persona cuando sentimos también dolor por verla sufrir, pero lo decimos también porque estamos seguros del resultado que habrá, en este caso, el muchacho sería resucitado, así que ya no era necesario llorar. La compasión movió al Señor a la acción del milagro.

2.      El sentimiento de dolor: se expresa silenciosamente, sin una sola palabra en el llanto de la madre que Jesús intenta calmar. No hace falta saber que la mujer se está despidiendo de su hijo con gran angustia, sabe que no lo verá más, y llorar es la única expresión que puede presentar.

3.      Asombro y admiración, V.16. la multitud es testigo del gran milagro de compasión ejecutado por Jesús en beneficio de una madre desamparada, y esto les hace ver que el Señor es un enviado de Dios, y quizás el mismo profeta esperado.

Nadie dice nada, solo Jesús y la multitud, en respuesta por lo que vieron hacer al Señor. El resucitado habla, pero no sabemos qué dijo, seguramente consoló a su madre con sus palabras, seguramente dio gracias al Señor, seguramente calló ante los curiosos que lo rodeaban.

Lo más importante fue lo que dijo Jesús, palabras de consuelo, palabras de resurrección.

Este relato corresponde a la macroestructura del evangelio, que presenta a un Jesús que ha venido a dar libertad, vista a los ciegos, a levantar al caído, a pregonar el año favorable del Señor. Cada historia presentada en este evangelio cumple con ese gran propósito de Lucas: escribir sobre el compasivo hombre de Nazaret, que trajo alivio a las vidas sufrientes.

Seguramente que en la escena están integrados muchos detalles que aportan compresión y exégesis al pasaje, sin embargo, es el acto compasivo de Jesús, la esencia del relato. 

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